Una de las bandas más emblemáticas del rock británico vuelve a hacer noticia, y no precisamente por su música. The Who anunció oficialmente la salida de su baterista Zak Starkey, hijo de Ringo Starr, a solo semanas de haber sido reincorporado tras un conflicto previo. Esta vez, el despido parece definitivo y ha abierto un nuevo capítulo de tensión dentro del grupo, que acaba de anunciar su gira de despedida.
El anuncio fue realizado por el guitarrista Pete Townshend a través de su cuenta de Instagram este lunes, indicando que la banda seguiría adelante sin Starkey. "Tras muchos años de gran trabajo de Zak con la batería, ha llegado el momento de un cambio”, lee la publicación de Townshend. "Un momento conmovedor. Zak tiene muchos proyectos nuevos entre manos y le deseo lo mejor", escribió.
@yaggerdang y @officialthewho en Instagram
Starkey compartió otra versión
Sin embargo, la versión de Starkey difiere radicalmente. Apenas una hora después, el baterista rompió el silencio en sus propias redes sociales y desmintió el comunicado de Townshend. "Me despidieron. Dos semanas después de mi reincorporación me pidieron que dijera que renunciaba a The Who por mis otros proyectos musicales. No es cierto. Amo a The Who y jamás habría renunciado ni decepcionado a tanta gente que me apoyó", sentenció.
El quiebre se habría intensificado tras un tenso episodio durante un concierto en el Royal Albert Hall, donde el vocalista Roger Daltrey interrumpió la última canción para criticar públicamente la batería de Starkey. "No puedo cantar con ese ruido de fondo. Lo siento, chicos", dijo al público, en medio del show.
Starkey, quien se unió a The Who en 1996 y fue considerado el heredero natural del puesto dejado por Keith Moon, había sido clave en la última etapa de la banda. A pesar de su legado y su estrecho vínculo con la historia del grupo, esta salida marca un nuevo giro en el cierre de ciclo que vive The Who, a pocos meses de su gira final por Norteamérica.
La semana pasada, Josh Freese también fue despedido de Foo Fighters. Prueba de que ni siquiera los nombres más respetados están a salvo del caos tras bambalinas.